domingo, 18 de agosto de 2019

Unidos por los chicos


Con un gran marco de gente, se festejó el “Día del Niño” en la Casa de la Cultura.


El domingo 18, sobre Emilio V. Bunge  se presentó frío y con algo de viento, propio del mes de Agosto. Esto no amedrentó a numerosas familias que se dieron cita en el patio de la Casa de la Cultura para vivir una  tarde, a la que no le faltó ninguno de los condimentos que la fecha requería.
Prácticamente todas las instituciones de la comunidad, hicieron su aporte para que la fiesta fuera posible.
Después de las dos de la tarde, munidos de equipo de mate y reposeras, se armaron ruedas de padres por todos lados, en tanto el sol se asociaba arrimando sus tibios rayos.
En el salón cubierto, algunos artesanos locales exponían sus creaciones. En tanto los Bomberos Voluntarios fueron armando un circuito y los jóvenes del grupo parroquial disponían distintos juegos; la Biblioteca “Maestro Trombotto” armó un rinconcito con libros;  un par de peloteros inflables estuvieron desde hora temprana a disposición de los pequeños en tanto Mariano Barreira, inundaba el aire de música.
Manos y corazones arriba
Puso en marcha la música y la danza el dúo “Las Jupanas” integrado por Gisela Larramendy y Magali Ibáñez, quienes hicieron bailar a grandes y chicos. Luego los niños fueron recorriendo el circuito de bomberos y también hicieron práctica guiada de manejo de las mangueras con agua. Algunos chicos se prendieron en un partido de fútbol, las nenas se hacían pintar sus caritas con los jóvenes del grupo misionero y también con “Las Jupanas”; otros afinaban su puntería con el “tumbalatas” o acertando con los aros.

Chocolate, tortas…. ¡y  regalos!
Llegó después la torta y el riquísimo chocolate que fue repartido por los voluntarios entre la multitud.
Se habían preparado más de 300 bolsitas con golosinas, tarea a cargo del Jardín de Infantes, en tanto que el grupo juvenil de la Parroquia “San Juan Nepomuceno”, logró reunir en la semana una gran cantidad de juguetes, que fueron repartidos entre los niños.
Cerca de las 5 de la tarde, y cuando el frío amenazaba con pegar la vuelta por el lugar, Gisela y Magali  volvieron a convocar al baile, para realizar un hermoso cierre.
La bella jornada vivida puso de manifiesto una vez más, lo que es posible lograr cuando hay un objetivo común y todos se suman para hacer lo que más nos gusta a todos: ¡compartir la vida!