sábado, 15 de mayo de 2010

Jornada Mundial de la Comunicaciones



Medios de comunicación social: ¿Vale todo?


Por Tomas E. Penacino


El domingo 16 de mayo, con motivo de la Solemnidad de la Ascensión del Señor se celebró la cuadragésimo cuarta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. La iglesia invita a sus hijos a reflexionar sobre la importancia de la evangelización a través de los medios de comunicación social. Sabido es que los medios de comunicación social son hoy los primeros formadores de cultura. De allí la importancia que le da la Iglesia a los M.C.S. invitando a laicos y consagrados a intensificar el uso de esos medios que, cada día, tienen nuevas manifestaciones, como lo ya populares blogs o las redes sociales como Facebook, Twitter y otros.


El uso que la gente hace de los medios de comunicación social puede producir efectos positivos o negativos. Aunque se dice comúnmente que en los medios de comunicación social « cabe de todo », no son fuerzas ciegas de la naturaleza fuera del control del hombre. Porque aun cuando los actos de comunicación tienen a menudo consecuencias no pretendidas, la gente elige usar los medios de comunicación con fines buenos o malos, de un modo bueno o malo.


La Instrucción Pastoral sobre las comunicaciones sociales “Comunión y Progreso”, subraya que los medios de comunicación están llamados a servir a la dignidad humana, ayudando a la gente a vivir bien y a actuar como personas en comunidad. Los medios de comunicación realizan esa misión impulsando a los hombres y mujeres a ser conscientes de su dignidad, a comprender los pensamientos y sentimientos de los demás, a cultivar un sentido de responsabilidad mutua, y a crecer en la libertad personal, en el respeto a la libertad de los demás y en la capacidad de diálogo.


El uso de las redes sociales o los comentarios, anónimos la mayoría de ellos, que muchos sitios web permiten volcar en Internet a las notas periodísticas, ponen al desnudo en muchísimos casos el calamitoso estado del alma humana. Morbosidad, crueldad para disparar comentarios feroces que no miden el daño que provocan, encienden por un lado un semáforo amarillo acerca del uso responsable de los medios y por otro impulsa a intentar recomponer de algún modo una escala de valores que tienen que ver con normas elementales de convivencia.


Los medios de comunicación al transmitir buenas noticias; difundir buenos ejemplos, sin duda que suscitaran esperanza en la gente y llevaran a muchos a multiplicar esos buenos ejemplos. La difusión continua de los males que nos aquejan, amplificados, deformados, sumergen al que consume esos contenidos en un clima de pesimismo que daña el corazón del que ve o escucha y llena de tristeza los días de esta vida.


No se trata de ocultar la realidad porque de los males se pueden sacar buenas enseñanzas cuando se saben capitalizar dando a conocer y ayudando a discernir lo que puede el mal en el corazón del hombre y de las estructuras sociales.


Por esos días el tema del video mostrando a una adolescente y tres adultos manteniendo relaciones sexuales en General Villegas es una muestra mas de lo mal que estamos y no me estoy refiriendo precisamente a los protagonistas del hecho cuya difusión se ha hecho nacional. Me estoy refiriendo a aquellos que pugnaron por tener en sus celulares el ya famoso video. Estudiantes, docentes, esposos y padres de familia compartiendo desde sus teléfonos móviles el hecho comentado Un tema que como queda dicho, lo único que hace es poner a descubierto la degradación interior de quien no ha podido resistir a la tentación de ver lo que todo el mundo vio.


Se ha escuchado mucho por estos días: la chica, los tipos esos… ¡unos degenerados! ¿Que adjetivo calificativo puede emplearse para quien se ocupo de ver y difundir el hecho por simple morbosidad?


Que esta jornada de reflexión sobre los medios de comunicación que propone la Iglesia invite a todos a ver que se construye o destruye con el uso que esta haciendo de los medios y… ¡guarda! Que no se necesita tener un micrófono o una cámara de video para derribar o levantar..El radio escucha o el televidente tiene en sus manos el “control” para decidir qué consumir que le lleve a crecer como persona o hundirse en la ciénaga de la mediocridad y el espanto en que muchos están sumergidos.


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