La parroquia San Juan Nepomuceno vivió los días del triduo Pascual con las celebraciones que estaban programadas, acompañadas de un buen numero de fieles. El Jueves Santo tuvo lugar la Cena del Señor donde el padre Juan lavó los pies a doce niños de primera comunión y se realizó la colecta para ayudar a los damnificados por los terremotos de Chile y Haití. Después se realizó una guardia de oración hasta mas allá de las once de la noche. El Viernes Santo por la tarde se celebró la liturgia de la Pasión y Muerte de Jesucristo donde los asistentes pasaron a adorar la cruz y recibieron la comunión. Pasadas las nueve de la noche partió el Vía Crucis desde la Plazoleta de los Colonos hasta el templo parroquial. Los relatores de cada estación fueron adolescentes y jóvenes de la comunidad. El Sábado Santo culminó con la Solemne vigilia Pascual. La presencia del grupo de canto de la Capilla San José de Santa Regina le dio especial realce. Encendido en las afueras del templo el fuego nuevo, el diácono Tomas Penacino ingresó con el cirio encendido y canto el pregón pascual anunciando la Resurrección. Le siguieron luego la liturgia de la Palabra, del agua y de la comunión. Acompañó al padre Juan, además del diacono, el padre Mariano, polaco también que está dando una mano en nuestra comunidad hasta el mes de junio cuando vuelva a su país de origen.
El domingo 4 hubo dos misas que presentaron también buena concurrencia. Es de destacar el importante número de personas que accedió al Sacramento de la Reconciliación a través de los distintos sacerdotes que visitaron en estos días el pueblo, además de las confesiones que realizaron los sacerdotes locales.
Misión continental
Pasado el triduo pascual ahora el gran desafío que afronta la comunidad cristiana es la Misión Continental, como un modo de renovar toda la vida comunitaria.
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