martes, 26 de noviembre de 2019

Para seguir dando luz


Después de una larga convalecencia, falleció en Bunge el querido vecino Horacio Marra.

Horacio junto a su familia en febrero de 2018


Este martes 26, el pueblo amaneció con la triste noticia de la muerte de Horacio Heriberto Marra, el hijo mayor del hogar fundado por Berardo” Cholo” Marra y Teresa Pascuali.
“Guadaña” como muchos cariñosamente lo apodaban, formó un hogar junto a María Virginia Iturria y de dicha unión, nacieron sus dos hijos: Daniel y Elina.
   Horacio fue uno de los primeros empleados de la cooperativa eléctrica a la que ingresó como contratado en 1965, para tomar estado de medidores y realizar cobranza. Se retiró de la cooperativa en diciembre de 1971. De aquella época, alguna vez compartió sus recuerdos: Trabajé en el tendido de la línea detrás de la vía. No tenía luz el “Barrio Norte”. La línea la hicimos con materiales de Bunge. Las columnas las hizo “El Vasco” (Miguel) Malas Echeverría, que tenía una fábrica de blocks. Marcelino Hernández era el encargado de hacer los pozos a pala. Cargábamos las columnas con el camioncito Chevrolet 28’. Era un Ford “T” que había sido de “Moraglio y Marra” y le habían puesto un motor de Chevrolet. Tenía una  marcha para adelante y la marcha atrás, y sin frenos. Había que frenar con la caja. En el pozo poníamos una tabla; levantábamos la columna a soga hasta que caía dentro del pozo.(…). “No había herramientas. Cada uno tenía su pinza; te la tenías que comprar vos”.   
  “Una vez se rompió el camioncito y (Pedro) Pasquini nos prestó el carrilín que tenía un caballo blanco mansito. Tenía que cambiar los focos de los faroles de la calle. Eran focos de 200 w  que se quemaban cada dos días. ¡Era suicida lo que hacíamos! Poníamos el carrilín bien debajo del  farol; sobre el carro apoyábamos la escalera de dos hojas y  con una mano desenroscábamos el foco quemado y con la otra nos teníamos de la escalera. Por suerte el caballo nunca se movió”.
Horacio, después de la cooperativa, montó en el garaje de la casa paterna, su taller de electricidad del automotor, hasta que pudo levantar su propio taller, en el terreno donde antiguamente estaba la pista de Fútbol Club.

La pesca: su pasión

Nuestro vecino encontraba en la pesca deportiva, un magnífico pasatiempo. Con distintos compañeros, o con su esposa Virginia, los fines de semana partía hacia las lagunas de la zona a “despuntar el vicio”. Horacio decía siempre que “el peor día de pesca era mejor que el mejor día de “laburo”.
En una nota que realizamos para “El Aguacero”, en junio de 2017, rescató numerosas anécdotas de su afición al deporte de la caña y los anzuelos: “Cuando empezamos a ir a Onagoity había una islita donde se pescaba lindo. Había que llegar caminando por el agua, que te llegaba a la cintura. Carlos Marra nos dice: “Voy a ir a un remate de chatarra del Ejército y voy a ver si les consigo un bote de desembarco”. Apareció un día con uno, donde cabían seis personas. Era de lona, tenía piso de madera y dos remos a pala. Llegamos a la laguna y lo inflamos con un fuelle. Había ido “Nino” Bochi de Villegas, pariente de “Tito” Marengo, que le había agarrado un infarto hacía poco y no podía hacer fuerza. Subimos los seis y salimos para la isla; anclamos, bajamos, pescamos todo el día. A la tardecita cuando salimos, el bote estaba desinflado. Algunos se fueron caminando. Con Tomás Vaqueiro, intentamos llevarlo para la costa y en un momento se dobló al medio. Nos tiramos al agua; me acuerdo que yo tenía un pulóver de lana hilada. ¡Lo que pesaba! El agua casi nos tapaba y con dos sogas que atamos, lo fuimos llevando”.
   No dudamos que por sus valores humanos Horacio seguirá dando luz a su familia y a todos los que han compartido con él, horas de trabajo y esparcimiento.
  ¡Hasta más vernos!

Horacio Marra (3° de la derecha)  junto a otros pescadores en la casa 
de Ariel Poy, en Junio de 2017




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