Llegamos hasta General Villegas para entrevistar a un personaje entrañable, dueño de un buen humor único y que formó parte del plantel de la cooperativa en sus primeros años. Lo encontramos en su casa, rodeado de trofeos obtenidos jugando al tejo, de antigüedades que se encarga de restaurar con esmero y de los lindos recuerdos de sus años en Bunge.
¿Cómo entraste a la Cooperativa?
Por concurso. Yo trabajaba con “Lolo” Marra en los campamentos. Era tractorista, mecánico. Le saqué la última pechera a un caballo y me puse de electricista. Era muy amigo de Lorenzo Mina que ya trabajaba en la cooperativa y me avisó que iban a tomar mas gente para completar veinticuatro horas de servicio con turnos de seis horas. ¡Pero si yo de electricidad no se nada! Apenas si le cambio las pilas a la linterna o le cambio un foquito al tractor, le dije –“Aprendés. Nosotros te enseñamos. Yo soy pintor y aprendí”, me dijo Lorenzo. Me presenté y salí elegido. Empecé en diciembre de 1965. En la Cooperativa trabajaban Marcelino Hernández y Alejandro Prola que fueron los primeros y estaban Oscar Pires y Lorenzo Mina. Horacio Marra también que hacia reemplazos por vacaciones.
Eran tiempos de la corriente continua…
_Sí; la electricidad era generada en Bunge. Había un motor “Rustom” y un Deutz de 200 HP.Además con un motor Fiat de tractor al que se le montó un generador se armó otro equipo.
¿Y la corriente alternada cuando comenzó a generarse?
En 1971 creo. Se le alquilaron equipos a DEBA. Tenía prestado dos motores a Charlone marca “Storm” y los fuimos a buscar. Después se agregó un motor “Berlier”. Se cambiaron todas las líneas.
¿A partir de que año ya no generan la luz en Bunge?
En 1974 se interconecta con General Villegas. Antes tuvimos que hacer la línea a Piedritas. Después de hacer la línea me iba a quedar sin trabajo en Bunge. La cooperativa se arreglaba con menos personal asi que Lorenzo Mina, Alejandro Re y yo, que éramos los últimos que habíamos entrado, nos quedamos sin trabajo. A mi el sindicato me reubicó en DEBA de General Villegas.
¿Cómo fue hacer la línea a Piedritas?
Fue una cosa de locos hacer esa línea. Con Alejandro Prola sobre un jeep corto que había, le montamos una especie de pluma para levantar los postes de nueve metros, enganchada al para golpe . L e pusimos dos pies para fijarlo al jeep en la tierra ayudado por dos cables de acero a los costados. Después con un aparejo levantábamos los postes. 20 kilometros de línea hicimos con ese Jeep.La cooperativa dijo que se hacía cargo de la comida. Duró una semana la oferta. Cuando le llegó a Luis Bargero la boleta de Antonio Pascual con los asados que nos comíamos, de ahí en más tuvimos que hacernos cargo nosotros de la comida. En lo que era la fabrica “La Martona”, a unos cinco kilómetros de Piedritas, parábamos a almorzar. Pasábamos por la fábrica “La Fe” y nos comprábamos un queso para completar el almuerzo.
-Fue una tarea dura…
-Durísima. Tuvimos que sortear un par de lagunas. Hacer una especie de isla en la laguna; construir las fundaciones de cemento para asentar las columnas y después parar esas columnas que pesaban 400 kilos.Con una grúa de un tal Ortiz de Villegas se paraban esas columnas. Ponerle los cruceros.La mezcla la hacíamos a pala, después llevar la mezcla hasta la isla cruzando la laguna. ¡Una cosa de locos!
¿Quiénes estaban afectados a la construcción de la línea?
Todos. Uno quedaba en la guardia, porque tu turno lo tenías que hacer igual, y los demás íbamos. Un día estaba Prola de guardia y a la línea fuimos Lorenzo, Hernández, “Pirincho” (Oscar) Pires y Yo. “Pirincho” estaba arriba de una columna poniendo las crucetas que había que nivelarlas. Usábamos “el catre” que se llamaba (una madera con tiretas). Nosotros le indicábamos de abajo: un poco para acá, otro poco para allá.
-Tirame el nivel, me pidió “Pirincho”. Se lo arrojé pero quedé corto en el tiro y el nivel se cayó y se rompió. “Pirincho” se enojó, se bajó y arrancó a pie para volverse a Bunge. Estábamos como a diez kilómetros de Bunge. Prola que venía hacia el lugar lo encontró: -Me pelié con García, le dijo. Alejandro lo convenció y se volvió.Pero nos llevamos muy bien. El mas serio era Hernández. Alejandro sabía mucho. Era muy buen mecánico. Muy recto en el trabajo (era el jefe) pero muy buen amigo afuera de la cooperativa. “Pirincho” era el que mas se preocupaba por nosotros en todo lo referente al sindicato.
¿Tenían alguna otra tarea a cargo?
Hacíamos todo.Maquinistas, personal de distribución, de redes como escuchaste y Hasta cobrar los recibos de la luz. Teníamos zonas cada uno. A mi tocaba cobrarle a don Pablo Galesio que siempre rezongaba por el precio de la luz pero siempre pagaba. Siempre iba por la mañana a cobrarle y lo encontré más de una vez desayunando unas anchoas y un vaso de vino. Un día me convidó y me comí una de esas anchoas. Salí de su casa con la boca inflamada.
-Y un día partiste de Bunge…
Como te contaba. Al generarse la electricidad de General Villegas el sindicato me ubicó en DEBA Villegas. Vendí la casa en Bunge que había levantado con la ayuda de un montón de amigos que iban a laburar por el asado. Es la casa de Germán Garat. Cuando la firma ya era ESEBA me jubilé en ese trabajo.
-La ultima. ¿De donde el sobrenombre “Gancho”?
Una herencia. En Bunge vivía “Tito” Balderrín al que también le decían “Gancho”. Como a mi me decían “Tito” igual que a El cuando se fue del pueblo “Gancho pasé a ser yo.
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